martes, 2 de febrero de 2010

SE VAN DE ROSITAS. ME MORIRÉ SIN PISAR NUEVA YORK


Montaje del FBI con una imágen de Llamazares

Dicen, los que de esto entienden, que en la vida, hay siempre una muerte que nos marca para siempre.
Para muchos, de nuestros compatriotas españoles, fue la horrible matanza del 11M.
Para otros, la de la mañana del 11 de septiembre de 1973: La del presidente constitucional Salvador Allende. Una muerte muy dolorosa, que marcó a varias generaciones de ciudadanos chilenos. Inicio de innumerables detenciones arbitrarias, terribles torturas, una enorme nómina de asesinatos, la copiosa lista de desaparecidos, y de una larga dictadura.
Una muerte, que a los ciudadanos estadounidenses también los marcó para siempre. Se sabe ahora, su vergonzosa implicación en el derrocamiento de un gobierno democrático. En el decidido apoyo de la Administración de Estados Unidos, a uno de los asesinos más sanguinario de América: el general golpista Augusto Pinochet, de funesto recuerdo.
Y hay también otro 11 de septiembre igualmente doloroso: El del maldito ataque a las Torres Gemelas estadounidenses de 2002.

A la hora del almuerzo
Esa tarde, a la hora del almuerzo, me encontraba en Madrid, en la bóveda del entrañable restaurante del Gran Café Gijón de Madrid. Bien acompañado por los periodistas y leales amigos Miguel Ángel Aguilar, Alejandro Fernández Pombo, Ignacio Fontes, Raúl del Pozo y José Vicente de Juan.
Preparábamos, en una reunión fraternal, los actos conmemorativos del veinticinco aniversario del fallecimiento mi hermano, Francisco “Cuco” Cerecedo, que me marcó para siempre de manera muy especial.
El sin par Ignacio Fontes, que portaba un pequeño transistor de radio, acoplado a su oído, fue quien nos informó prontamente:
-Han estrellado un avión contra las torres gemelas de Nueva York.
Y como un resorte, todos nos precipitamos al televisor del restaurante, para observar las imágenes que se trasmitían en directo.
Pero, casualmente, o no tan casualmente, vimos también entremezcladas en la
información, las imágenes de algunos países árabes celebrando el ataque.

La humillación
La misma celebración. Los mismos lamentables saltos de alegría, que vimos efectuar a los soldados judíos israelíes, del ejercito ocupante del territorio palestino, cuando cercaron y destruyeron la ciudad de Gaza. Y aniquilaron a mil quinientas personas, la mayoría ancianos, mujeres y niños.
O las imágenes de unos gozosos jóvenes soldados, festejando la ocupación y destrucción de la Radio y Televisión Palestina.
Cada día, numerosos ciudadanos palestinos son detenidos, arbitraria y discriminadamente por el ejército judío israelí. Y son vilipendiados y humillados, en su propia tierra, en los numerosos controles, en el muro de la vergüenza. Con la sorprendente complacencia del Gobierno de Estados Unidos.
Es ya, casi habitual, que diariamente mueran veinticinco ciudadanos palestinos,
sean borrados, de la faz de la tierra, innumerables pueblos y aldeas palestinas, derribadas impunemente sus casas, y que los soldados se apropien de sus tierras para dárselas a los colonos judíos.

La declaración de guerra
Los Estados Unidos nunca ha declarado la guerra a América o a Oriente Próximo. Es verdad.
Nunca ha sido una guerra limpia. Siempre ha jugado sucio. Porque ha pagado, planificado y sostenido muchas guerras sucias. Invasiones masivas, convenientemente planificadas. La mayoría, para acabar con democracias consolidadas, e implantar un régimen autoritario.

La guerra justa del Premio Nóbel
Al actual presidente, Hussein Barack Obama, le han entregado recientemente el Premio Nóbel, de la Paz. Y al todo poderoso presidente estadounidense, le hemos oído decir, en el acto protocolario de entrega de Oslo, que hay guerras justas.

La contundencia de la memoria
No es cuestión, de recordar aquí, algunos desafortunados datos históricos recientes. Como la dolorosa guerra, fraticida, de independentistas y unionistas, para culminar la autodenominada Declaración de Independencia.
Tambien, la lamentable guerra, con los aborígenes e indios americanos. Recordada, por cierto, machaconamente, una y otra vez, por las compañías cinematográficas estadounidenses. O otros hechos contemporáneos.
Como que el presidente Gerald Ford primero y Jimmy Carter, después, dieron su apoyo incondicional a la siniestra Nicaragua, del dictador Anastasio Somoza.
Luego, los presidentes estadounidenses Eisenhower, John Kennedy, Lindon B. Johnson y Richard Nixon, mandaron las tropas estadounidenses, que invadieron Viet-nan.
Vino después la devastadora bomba atómica de Hiroshima.
Y para concluir, el ex presidente Jorge Uve Doble Bush, realizó otra guerra justa, en la invasión y ocupación de Irak. Para quedarse con su petróleo.


Fotografía: Sergio Pérez/Reuters

Volverían a hacerlo
Antonio Blair, con gesto desafiante, concluyó sus seis horas de comparecencia, ante la Comisión Investigadora, de la Participación del Reino Unido en la invasión de Irak. Sin el brillo en los ojos de antaño, ni su sonrisa cautivadora.
Dicen las crónicas periodísticas londinenses, que el ex primer ministro británico empezó el día nervioso. Pero que dio pruebas, de que se había preparado muy bien su comparecencia. Y que a lo largo de el día, fue cogiendo seguridad en si mismo. Que llegó dos horas antes. Que aún no había amanecido en Londres. Que eran apenas las siete y media de la mañana, del viernes, día 29 de enero. Y faltaban dos horas para prestar declaración.
Y que cuando el presidente de la comisión, sir John Chilcot, le dio la oportunidad de mostrar arrepentimiento, o al menos algo de lástima por las docenas de miles de personas muertas en Irak, la desperdició por dos veces.
-¿Haría algo de otra forma?. ¿Se arrepiente de algo?, le preguntó el señor Chilcot.
-La guerra ha provocado divisiones. Pero ahora estamos mas seguros, le respondió Blair.
-¿Y no se arrepiente de nada?, insistió sir John.
-Siento responsabilidad. Pero no me arrepiento de haber derrocado a Saddam. Volvería a hacerlo. La guerra era legal. Respondió desafiante, ante los familiares de veinte soldados británicos fallecidos en Irak, que le reprocharon su actitud.
Negó, incluso, que hubiera llegado a un pacto de sangre con el ex presidente estadounidense George Bush en 2002 para invadir Irak. Y que hubiera declarado meses antes, en una entrevista televisiva, que habría apoyado el derrocamiento del presidente iraquí Saddam Hussein, aunque hubiera sabido que no había armas de destrucción masiva en Irak. Entrevista que el canal de televisión británico BBC, se encargó de recordárselo, emitiendo numerosas veces esas declaraciones.
Fuera, delante del Salón del Centro de Conferencias Isabel II, le esperaban varios miles de manifestantes británicos, para decirle lo que pensaban de él. De todo, menos bonito.
Dentro, lord Tony Blair, enfundado en su pulcro traje de ejecutivo, camisa blanca impoluta y su corbata roja, era ajeno a los ríos de sangre que corrían por el suelo del salón de urgencias de los hospitales de Bagdad. Y a los alaridos de dolor de los miles de iraquíes, por las horribles quemaduras producidas por el fósforo. Y a los montones de cadáveres en descomposición, que se amontonan en la morgue de la capital iraquí.

Un antes y un después
La invasión, y la larga lista de muertos, mutilados y heridos graves, marcó un antes y un después en la carrera de Antonio Blair. Y la funesta sombra de Irak, oscureció para siempre la tumba de una brillante carrera política.
Ya no luce la sonrisa arrogante, de la fotografía de las Azores portuguesa, de 16 de marzo de 2003, antesala de la invasión. Al lado del dueño de todo el tinglado, y del ex presidente español. Junto a el maestro de ceremonias, el ex presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durao Barroso, que no sale en la foto.

El veredicto
El veredicto, de La Comisión Investigadora, de la Participación del Reino Unido en la invasión de Irak, tiene que ser justo. Pero nadie le pedirá responsabilidades al ex primer ministro Tony Blair. Tampoco lo hará Hussein Barack Obama con George Doble Bus. Ni se creará una Comisión en España. Aunque el ex presidente español, José María Aznar, haya declarado que hizo lo correcto y que volvería a hacerlo.

Las otras guerras justas
En nuestro país, España, ya contamos, con otra guerra justa: La guerra cultural estadounidense.
La invasión, del territorio europeo, de la forma de vida de su vertiente conservadora, distante, inapetente, puritana.
Su cultura liviana, materialista, narcisista, fóbica a cualquier tipo de compromiso, es un hecho que ha calado en nuestra población mas joven.
Además nuestros jóvenes imitan su estética, con esos rapados de pelo al cero, propio de los belicosos marinos estadounidenses. Camisetas y pantalones de raperos neoyorquinos. Y enormes zapatones de plataforma y voluminosas zamarras de pluma.

La incultura de su intimidad personal, la de su vida social
Y ya no se divierten como antes en locales íntimos, con sus chicas, chicos o amistades cercanas. Sino en los grandes parques y en enormes concentraciones, con el engaño del alcohol y la litrona. Se saludan, con un darse la mano, evitando el contacto físico.
Una mala copia, de la estética conservadora estadounidense, con la que nos vemos bombardeados a diario en toda Europa.
Tal es así, que montamos mañana un portentoso espectáculo, innovador, contemporáneo, o creamos el diseño mas revolucionario del mundo, y a los tres días, lo tienes disponible en la séptima planta de unos grandes almacenes de Nueva York. Es la guerra total. Y quizá Europa esté perdiendo la batalla.

El difícil equilibrio entre la Intimidad Personal, y la Seguridad
Va ha ser inevitable, la implantación del scanner de desnudo corporal en nuestros aeropuertos europeos. Y en casi todos los del mundo.
Sin duda, motivado por enormes fallos en la seguridad. Pero sobre todo por la desacertada política exterior, de los Estados Unidos. Que en su estado actual, de psicosis colectiva permanente, nos vienen incordiando en los aeropuertos, desde tiempo atrás. Y ahora, pretenden desnudarnos de cuerpo completo. Lo que es una clara lesión de nuestros elementales derechos al honor, la intimidad personal y a la propia imagen.

El uso malintencionado e intolerable de la intimidad del señor Llamazares
Un anticipo malintencionado, gravísimo e intolerable, es que la administración estadounidense, a través de su Central, de Inteligencia, o el FBI, da igual, halla hecho uso de una fotografía del diputado español don Gaspar Llamazares. Nada menos que para elaborar un retrato robot, de su bestia negra: Osama Bim Laden. Casualmente, el terrorista mas buscado. Por el que ofrecen varios millones de dólares de recompensa por su captura. Y todavía hoy, la fotografía del señor Llamazares, sigue figurando, en el archivo gráfico correspondiente a Bim Ladem, de la Agencia británica Reuters.

Obama no visitará a España en 2010
Se sabe ahora, que el presidente estadounidense ha decidido recortar su agenda internacional. El presidente Obama no acudirá a la Cumbre de Madrid Europea Estadounidense, prevista para el mes de mayo de 2010, para concentrar todos sus esfuerzos en la política interior de su país. Y no visitará España, durante la presidencia europea de nuestro país, ni al presidente, el señor Zapatero.

Ya lo advirtió Francisco Cerecedo
Mi hermano, el mítico periodista Francisco “Cuco” Cerecedo, lamentablemente fallecido en Bogotá, el 3 de septiembre de 1977, consumado especialista en el llamado Tercer Mundo, Oriente Próximo y América, a la vuelta de uno de sus innumerables viajes, a alguna tierra desprotegida y tras su conocimiento sobre el terreno de la opresión de los mas necesitados, por las guerras justas, y la política exterior de los Estados Unidos, exclamó: ¡Me moriré sin pisar Nueva York!
Y así fue: Francisco Cerecedo nunca estuvo en Nueva York, ni en ninguna parte de los Estados Unidos.