viernes, 2 de julio de 2010

Y vino la Iglesia



El sacerdote y el niño. Fotograma de la película La mala educación © Pedro Almodóvar

Una noche inolvidable y oscura 
Mi único argumento, contra aquel colegio de bachillerato, de la capital de Galicia,  de Santiago de compostela, uno de los más exigentes y costosos de la ciudad, era su disciplina marcial. Y que  los hermanos de las escuelas cristianas  fueran muy perezosos en el aprenderse, uno a uno, el nombre y el apellido de copiosa lista de alumnos del colegio y fueran, muy dados a llamarnos por nombre del pueblo o de la ciudad de donde procedíamos. 
Hasta aquella larga noche oscura, de un frío mes de noviembre.

Don Aniceto. Un hermano del mal
La noche en que el hermano Víctor Aniceto Mata, prefecto de estudios, de pelo corto, de mediana estatura, rollizo, peludo y sudoroso,  apagó la luz general del dormitorio de los alumnos internos de bachillerato, como siempre, a eso de las once de la noche. Y minutos después encaminó, vigorosamente, sus pasos hacia la cama de aquel chico, tan mono, de la ciudad de El Ferrol, que tanto le gustaba de tan solo once años de edad.
-¿Te has puesto bien el pijama, Ferrol? ¿Está todo bien metido?- Le dijo.
-Si, si. Hermano Aniceto- Le contestó asustado, ingenua y candorosamente, con su voz atiplada, aquel muchacho de apenas once.
-¡No, no, no!. ¡No ves como no está todo bien metido!- Le contestó con grandes aspavientos, muy bien estudiados, aquel religioso, a la vez que deslizaba su mano adulta dentro de su pantalón de pijama, empujando vigorosamente la chaqueta del pijama hacia abajo, en un claro intento de llegar a sus partes más íntimas. 
Pero Javier Núñez, que así realmente se llamaba aquel niño de El Ferrol, no le facilitó sus ruines pretensiones aquella noche aciaga. 
Como si hubiera presentido que algo extraño sucedería esa noche, el pequeño Núñez estaba muy alterado y no permanecía quieto ni un segundo.
Por lo que, al no conseguir sus malvados propósitos, el religioso se dirigió a otra cama. La situada algo mas al fondo de aquel enorme dormitorio. La que ocupaba León.
 
El leonés
Pero Ricardito Gómez, el chico de León, de trece años de edad, haciendo honor al nombre de su ciudad natal, tenía malas pulgas, cierta corpulencia y estaba dotado de un fuerte carácter de niño resuelto y combativo. Y en el preciso instante en que aquel  ángel del mal introdujo su mano peluda debajo de la sábana, le espetó con fuerza y enorme entereza: 
¡Fuera de aquí! ¿Pero qué se cree? ¿Qué que soy una niña?.
Cogido, en tal imprevisto sobresalto, el hermano Aniceto no supo que decir y se retiró prontamente, a sus aposentos, arrastrando sus pesados pies y llevando consigo sus deseos libidinosos a la intimidad de su habitación.

 
El actual Papa de la Iglesia Católica, Benedicto XVI

La debilidad de la carne
Pero el lívido del hermano Víctor Mata, ni muchísimo menos se había dado aún por vencido. 
Era consciente que la Iglesia Católica era y es, muy comprensiva con la debilidad de la carne eclesiástica, que existía la absolución y había fijado también su lívido y sus ojos, bien abiertos, en aquel otro chico algo rollizo de Ourense. 
Por lo que, a las cero horas, se acercó a su cama con inigualables, renovadas y aviesas intenciones.
Con su mano izquierda de adulto resaviado levantó la sábana de la cama y, a través de la brageta del pijama , introdujo su mano derecha y durante un buen rato amasó el pene y los testículos de aquel niño de Ourense que dormitaba.
 
El vigués 
Seguidamente, se dirigió sigiloso pero sin ocultarse en busca de una nueva presa, arastrando los pies, por aquel suelo encerado del dormitorio de los chicos más jóvenes.
Se había fijado, igualmente, en un chico natural de la ciudad atlántica de Vigo.  
Pero aquel otro chico natural de Vigo, de trece años de edad, lo había visto todo y, advertido como estaba, por las enérgicas voces de su compañero de León, en cuanto el hermano Víctor Mata se acercó, levantó la sábana de su cama e intentó tocar su pene y sus testículos, protegió con horror, determinación y firmeza, sus partes pudientes, con las dos palmas de las dos manos, bien abiertas, a pesar de que el hermano Aniceto intentó retirarlas hasta en tres ocasiones.
 
No habia sido la primera vez
En ocasiones anteriores había conseguido abusar de éste y otros niños. Esta vez, el niño natural de Vigo  y los niños citados, consiguieron que el abusador sexual no tocara sus partes íntimas.

La meditación
Tras, estos tres infructuosos intentos de esa noche, el hermano Víctor Mata inició, descorazonado, el camino de retorno definitivo a su confortable habitación para en, profundo recogimiento, en el ángulo oscuro de la soledad de su dormitorio, meditar renovadas tácticas mas efectivas y disuasorias, producto de su situación dominante e impune que le concedía la Iglesia Católica y el Colegio

 
Dibujo © Andrés Rábago El Roto 

Su buen nombre
Al día siguiente, bien entrada la mañana del amanecer nuevo, propio de un día nublado de otoño, ya se había corrido la voz entre todos los chicos más jóvenes. 
Lo acontecido esa noche en el dormitorio de los alumnos internos, los reiterados abusos sexuales, corrían imparables de boca en boca por todo el colegio, como un inmenso reguero de pólvora.
Era un hecho constantemente repetido. No había sido la primera vez .
Pero el hermano prefecto de las escuelas cristinas no se encogió.
Cuando los alumnos que abarrotaron la clase de historia de España, entraron en su aula y tomaron asiento en sus pupitres respectivos, en fila y completo silencio, tal y como imponía la disciplina marcial de la curia franquista de aquellos años, se encontraron al  hermano Aniceto sentado en su mesa enorme, en lo alto de la tarima.
En cuanto tomaron asiento, en silencio, en sus respectivos pupitres, Aniceto hizo uso de su posición dominante.
 
El sentimiento de culpabilidad
Con la mirada desafiante y las dos manos asidas a su cabeza el hermano Aniceto miró, uno a uno, a los ojos de aquellos chicos tratando de inculcarles el sentimiento de culpabilidad.
Lo hizo envalentonado, sabedor de su posición dominante e impune. 
Con una teatralidad controlada y cara de pocos amigos, se dirigió a su joven, adolescente e inocente audiencia:

-Algunos alumnos de este colegio, de esta clase, tronó, a viva voz, tratando de intimidarlos, han subido a lo más alto del monte de El Pedroso de esta ciudad. Y desde allí han tirado, a los cuatro vientos, mi nombre, escrito tres, cuatro, cinco mil veces en un papel, roto en cien mil pedazos.
 
Mi buen nombre
Y ahora, decidme. ¿Cómo vais a poder reunir ahora, todos esos infinitos trozos con mi buen nombre escrito, esparcidos por el viento, por toda la ciudad?
¡Pues eso es lo que habéis hecho conmigo!
¡Después de todo lo que hecho por vosotros, me lo pagáis así!
 
 
Algunos hermanos del colegio de Santiago de Compostela del curso 1965-1966
De izquierda a derecha: Claudio Jimeno, Víctor Mata, Jesús Gil y Jerónimo Arce
Fotografía © Archivo Colegio La Salle                       
 
De verdugo a víctima
Los alumnos externos, los internos, los medio pensionistas, los nuevos y los recién llegados, no acertaban a salir de su asombro.
Era inconmesurable la enorme capacidad que tenía aquel  malvado de convertirse en víctima.
Un religioso pederasta carente de contrición cristiana. Sin escrúpulos, ni remordimiento alguno.
 
Antiguos alumnos
Los antiguos alumnos de los centros de enseñanza de religiosos, entre los que me encuentro, que actualmente somos abogados, ingenieros, empresarios, médicos, periodistas, profesores, recordamos todavía con una mezcla de asco, humillación, miedo y verdadero terror, los abusos sexuales y la violencia ejercida contra nosotros diariamente en los colegios regentados por religiosos de la ciudad de A Coruña, Burgos, Madtrid, Santiago de compostela, Vigo.
 
Son numerosos los casos de pederastia en todo el planeta
Actualmente en España, la Iglesia Católica ha tolerado, amparado y protegido a sus ministros, y ha dado la espalda a las víctimas de sus religiosos pederastas. 
En lo que va de año, hay ya catorce sacerdotes denunciados por abusos a niños y ocho curas con sentencias firmes condenatorias.
En Irlanda, un informe del mes de mayo, da detalle de décadas de numerosos casos de pedofilia, en centros dependientes de la Iglesia Católica.
Los hermanos salesianos, continúan siendo investigados por abusos en sus internados de Holanda.
En nuestra vecina Francia, el cardenal Castrillón llegó a felicitar por escrito a un obispo francés, por encubrir los continuos abusos de un sacerdote de su diócesis, a once niños.
Los obispos alemanes, admiten ahora que ocultaron asimismo casos de pederastia.
Al igual que en Austria, en donde el cardenal Hans Hermann, cesa en su cargo.
En México, Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, que contó siempre con el amparo y  la protección del papa polaco Wojtyla, confesó que fue pederasta.

 
 
Algunos alumnos del colegio La Salle de Santiago de Compostela del curso 1965-1966
De izquierda a derecha: Roberto Cerecedo, Pablo Rodríguez Vila, Luis Trullenque, Michel y Rodrigo
Fotografía © Archivo Colegio La Salle  
 
Una nota de color
La nota de color la da el obispo O´Connor, en Canadá, que fue condenado por agredir a dos chicas. 
Un amplio informe sobre abusos a niños, realizado en los Estados Unidos de América por una comisión independiente, por encargo de la propia Conferencia de Obispos Católicos, recogió la denuncia de abusos sexuales de diez mil seiscientas sesenta y seis personas.
 
Indemizaciones
Las diócesis de las ciudades de Chicago y los Ángeles de los Estados Unidos de América, han pagado mas de quinientos millones de euros, por casos de pederasta.
En España los padres jesuitas, los hermanos maristas, salesianos y lasalianos están iniciando el proceso de indemizaciones.


El papa católico Benedicto XVI. Fotografía © Sven Hoppe Europa Press

Mezquinas habladurías
El actual vicario de Jesús de Nazaret, Benedicto XVI, que cumplió ochenta y tres años el pasado mes de abril, advirtió a todos que no se verá intimidado por mezquinas habladurías, tras conocer los diversos casos de abusos sexuales a niños, cometidos por sacerdotes y religiosos en todo el mundo. 
"El hombre, en ocasiones, cae en lo mas bajo, a niveles vulgares y se sume en el pantano del pecado y la falta de honradez", señala.

Tan solo es pecado
Como ya se sabe, para la Iglesia católica un sacerdote pederasta tan solo es un pecador, no un delincuente.  
Si es descubierto, su inmediato superior, preocupado por el escándalo que pueda ocasionar su reprobable conducta, tratará de ampararle y encubrirlo, para posteriormente llamarle discretamente a consultas, para rogarle que confiese sus pecados o en su caso, cambiarle de parroquia. 
Nunca entregarlo a la justicia por el delito cometido.
 
Libre de pecado
El mayor bien para un seguidor del palestino Jesús de Nazaret, es la rápida redención por su Iglesia. 
El  poder comenzar de cero. 
La facilidad que supone el poder  entrar y salir rápidamente de un confesionario y reiniciar de nuevo su vida, libre de pecado.
 
La absolución
Un miembro de una institución religiosa podrá ser perdonado, tantas y cuantas veces abuse de un niño. 
Por muy execrable que sea su pecado, si se confiesa, siempre saldrá absuelto.
Nunca será castigado por su Iglesia, ni entregado a la Justicia.

 
El cura José María Díez Alegría. Fotografía copyright Diario El País

Don José María Diez Alegría. Un hombre bueno
Pero también existen ciertos hombres buenos en la Curia Romana, como el sacerdote Díaz Alegría.
Lamentablemente, a las cinco de la mañana del sábado día 26 de junio de 2010, a los 99 años de vital edad, se apagó una de las mentes más claras de la Iglesia Católica: don José María Díez Alegría.
 
Pausado y reflesivo
Usaba unas gafas grandes marrones, de pasta dura. Lucía un corte de pelo discreto, de entradas de sienes plateadas, en ocasiones marchita, propias de su edad. 
Hacía uso de una voz envolvente, pausada y reflexiva, y de una conversación fluida, amena, sabia, picarona, sin pelos en la lengua, de belleza inigualable.
 
No le gustaba le llamaran padre
Decía que no le gustaba que le llamaran padre, puesto que, argumentaba, solamente había uno y ese estaba en los cielos. 
Prefería le llamaran cura. 
Pero sus numerosos seguidores del Pozo de Tío Raimundo y los que le conocían bien, le llamaban don José María.
Era, un hombre machadiano, en el amplio sentido de la palabra bueno y un lúcido conservador marxista, intimo amigo del padre Llanos.

El Aula abierta de Cultura
Tuve el enorme privilegio de conocerlo a sus ochenta años, recién cumplidos, hará ahora diecinueve años, cuando me honró aceptar acudir al Aula Abierta de Cultura que organizaba en San Sebastian de los Reyes.
Un foro permanente de debate, de marcado talante cultural, social, de investigación e interés publico, que orgullosamente dirigía, en la prestigiosa Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes, un pueblo próximo a la ciudad de Madrid.

La interrupción del embarazo
La conversación que mantuve con el Presidente de la Asociación de Teólogos Juan XXIII fue distendida, amigable y muy cordial.
Una asociación de teólogos de talante progresista que gustaba poco al Vaticano, pero que el cura José María Díez Alegría procuraba que fueran, al menos, unas relaciones de equilibrio inestable.
La conversación giró, principalmente, en torno a un tema de continua actualidad: El mal trago que supone a la mujer y por extensión a su pareja, la interrumción del embarazo.

El Documento Episcopa de Rouco Varela
Escasos días antes, la Iglesia Católica, en un extenso comunicado, había calificado al aborto como crimen aberrante y genocida.
El cardenal español Antonio María Rouco Varela ve, en la sociedad europea, en especial a la sociedad española, un panorama oscuro y desolador, . 
Una sociedad a la que achaca tener otros modelos de familia intolerables, diferentes a la moral católica tradicional y cristiana.
 
Violación gravísima del orden moral
El cardenal Rouco Varela mantiene que: 
"Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente"
Que "el aborto, es una violación gravísima del orden moraI", 
Se opone al matrimonio homosexual: 
"Puesto que es un desorden moral, psicológico, indigno, que tiene cura".
"Un panorama desolador para los cristianos". 
"La familia católica tradicional es la única que dignifica a la persona", confirma. 
 
Abusos sexuales
El  documento, de redacción extensa, del cardenal Rouco obvia, no condena, ni dice nada acerca de los habituales y generalizados abusos sexuales ocurridos en los centros de enseñanza regentados por religiosos, a jóvenes adolescentes comprendidos entre diez y catorce años de edad.

El miedo en las iglesias desde los púlpitos
Nuestra conversación, con el sacerdote José María Díaz Alegría, fue discurriendo por los infinitos caminos inescrutables de la Iglesia Católica. 
Caminos en los que era fácilmente toparse, en el transcurrir del día a día.
También desde el miedo que se inculcaba desde balcón de los púlpitos de las iglesias. 
 
La petición del voto
La notificación del documento anti abortista, de la jerarquía católica, se había hecho coincidir, casual e intencionadamente, con una consulta electoral. 
El comunicado del Cardenal Rouco Varela pedía abiertamente el voto, desde los púlpitos de todas las Iglesias, "a los partidos que defendieran la vida". 
 
La falta de respeto
La práctica totalidad de los responsables de todos los partidos políticos, habían lamentado la falta de respeto de la Iglesia Católica a la ley, a los derechos humanos fundamentales y a nuestra democracia y libertades.
 
La expulsión
La expulsión, del redil de la Iglesia Católica, era claro para todo aquel que incumpla la orden. 
No así para quien cometiera un delito execrable o abusara física y sexualmente de un niño.

 
 El cardenal y el niño. Dibujo © Andrés Rábago El Roto

La excomunión
Alegría, como así lo llamaban sus numerosos partidarios, nos dijo, con toda serenidad, pero también con la libertad de la alegría de espíritu le caracterizaba, que esta vez el documento de los obispos católicos decían una cosa que era verdad:
En el anterior Código de Derecho Canónico habían muchas excomuniones, alrededor de treinta. El nuevo Código las había dejado reducidas a siete.
En el Código anterior existía la excomunión automática, sin necesidad de juicio, para quien procurara el aborto. 
Al reducir tanto las excomuniones, se esperaba que ésta también se suprimiera. 
Pero lamentaba no había sido así.
Para este hombre bueno era incomprensible que,  frente a la vida, no haya mas excomunión que para quien mate al papa católico y para el que realiza el aborto. 
El homicidio, el asesinato, el genocidio, el parricidio, los abusos sexuales de religiosos a niños y adolescentes, no tiene excomunión.

La localización del problema
Para este enorme teólogo, castigado por la Curia Romana Vaticana, existe una cerrazón al no ver el problema.
"El problema está en lo que se llama conflicto de valores, en el caso de que peligre gravemente la vida de la madre, por llevar adelante la gestación". Nos dijo.

Respeto a la madre
"En estos casos extremos de la vida, de la salud, de la familia, hay que tener una actitud de respeto de ser concebido y no nacido, pero también a la madre". 
"Cuando el tenerlo crea un problema grave de estabilidad familiar, psicológica". "No digamos producto de una violación". Añadió.
Incluso, desde el punto de vista ético, José María Diez Alegría no se atrevía a condenar a la mujer o a la pareja, que ante esta situación opta por abortar:
"Dejaría ese juicio a alguien superior a mi. No en el sentido de jerarquía eclesiástica. Sino en un sentido mas profundo".

La verdad revelada. La ética racional de un profesor de ética y filósofo.
Como profesor que fuera de ética, teólogo y filósofo, creía, en primer lugar, que es un problema de ética racional no revelada. Lo que se llama comúnmente de ley natural.. 
"No hay una cosa revelada sobre ello".
"En las Escrituras no hay ningún elemento definitivo". 
"Los mismos obispos, en los documentos que se refieren a estas cosas, dicen que se dirigen no sólo a los creyentes, sino a todos los hombres, porque se tratan de temas de ética universal".
 
Dios no condena una situación difícil
José María Diez Alegría, se diferenciaba de otros, en el sentido de que para él:
"La vida humana es un valor que exige un gran respeto, incluso en la gestación". 
"Dios no condena una situación tan difícil".

La distinción entre el problema ético y el problema jurídico
Nos puso un ejemplo clásico, desde el punto de vista de la jerarquía católica.
El de Santo Tomás de Aquino,  considerado como el mas grande de nuestros teólogos medievales eclesiásticos:
"El Estado, por razones de bien común y para evitar mayores males, puede permitir jurídicamente cosas que éticamente pudieran ser reprobables".

 
 Tiempo de ocio eclesiastico. Dibujo © Rafa Ventura. Archivo personal de Roberto Cerecedo
 
Sus numerosos libros
Además de éstas y otras acertadas reflexiones del cura Díaz Alegría, sobre el transcurrir de su vida y su relación con la Iglesia Católica a la que pertenece, ha escrito  numerosos libros: 
Sus libros "Teología frente a la sociedad", o "Teología en broma y en serio", crean alborozo entre sus fieles lectores e inquietud en Roma.
La curia romana le prohíbe publicar uno de sus libros: "Yo creo en la esperanza".
  
El castigo que vino de Roma
-Su libro, "Yo creo en la esperanza", fue un auténtico best seller en la época. Y motivo para que fuera excomulgado de la Compañía de Jesús, señor Díez Alegría, le dije abiertamente.
– Bueno. No fui excomulgado señor Cerecedo.
– Le invitaron, don José María, a retirarse durante dos años.
– Estuve retirado durante dos años. 
Pero hay que decir, como expliqué en el diario El País, en una columna sobre la muerte del Padre Arrupe, que el General de la Orden lo hizo obligado por el Vaticano.
– Entonces le obligaron a irse.
– Tuve que salir jurídicamente de la Compañía de Jesús momentáneamente. De una manera amistosa. 
No tuvieron que echarme, sino que yo me presté a irme. 
Pero sigo viviendo en comunidades de la Compañía de Jesús como un miembro mas. 
Lo cual indica dos cosas: 
Que la Compañía lo hizo obligada por las circunstancias y que no tiene nada contra mi.
 – Acabados los dos años, usted los mandó a paseo.
 – Es que acabados los dos años, tampoco podía volver si no hacía una especie de retractación. Y eso a mi no me parecía bien.

El banquero
Cuentan del padre José Díaz Alegría, sus más íntimos, que en cierta ocasión un conocido y prestigioso banquero se le acercó al confesonario para confesarse.
 
– Mire usted, padre, yo soy banquero.
– Mal empezamos! Le contestó enseguida el cura don José María Díez Alegría, sacando, de su rico repertorio, su mas fino y atinado humor. 
Y que aquel conocido banquero, con cara de muy pocos amigos, se levantó del confesionario y se fue con un tremendo enfado.

Vino la Iglesia
El padre, de la Iglesia Católica, don José María Diaz Alegría era hijo de un banquero. 
Había nacido en la sucursal del Banco de España de Gijón, de la que su padre era director y vivía en una chabola del pueblo El Pozo de Tío Raimundo de Madrid. 
Tenía una expecial sensibilidad por los más débiles.
El tener dos famosos hermanos generales le salvó de no pocos problemas con la dictadura del general golpista, Francisco Hermenegildo Teúdulo Franco Bahamonde. También de la cárcel, en numerosas ocasiones.
Abovinaba del abuso a los niños en los colegios religiosos, por parte de ministros de la Iglesia Católica.
Le preocupaba enormemente el alejamiento de la Iglesia Católica del pensamiento de su fundador, el palestino Jesús de Nazaret.
"Jesús predicó el reino de los cielos y vino la Iglesia". Solía decir, irónico y certero.

Madrid. Escrito en la tarde del  viernes día 2 de julio de 2010
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