lunes, 12 de marzo de 2018

EL CRIMINAL QUE LLEVAMOS DENTRO


Ataque ante sistema al ex presidente Adolfo Suárez 
Fotografía © Roberto Cerecedo

Un derecho moral
No pasaba de los setenta y seis años la persona mayor que,  dando grandes zancadas y fuertes voces, se dirigió prontamente hacia mí y me recriminó el  domingo pasado, con enorme violencia, el que no puedo tener un perro y llevarlo de paseo una mañana soleada de domingo por el paseo de la Castellana madrileño:
- ¡Usted no tiene derecho a tener un perro. Usted maltrata a su perro. Veo cómo se para y le echa para atrás, cada vez que su perro le da un tirón¡ ¡Se donde vive y le voy a denunciar!

Un chico con violín
Con anterioridad, un chico me había dicho lo mismo. Un chico de unos veinticuatro años, metro sesenta, rubio teñido, vestido con unos pantalones abarquillados de camuflaje de fuertes tonos verde y amarillos y una camisa azul, holgada, de unas tres tallas mayor que él y calzado con zapatones de guerrillero,  que mendigaba, tocando el violín, en una conocida calle, delante de una conocida cadena de cafeterías restaurante ya desaparecidas, frente a un caballete metálico de color negro que sostenía una partitura color hueso en donde se dibujaban acordes conocidos musicales de Vivaldi, Mozart y Bach, que iban cobrando vida a cada ida y venida de su brazo.
Me repitió lo mismo que la persona mayor, junto a la misma amenaza:
- ¡Usted maltrata a su perro! ¡Pasa todos los días por aquí con su perro con el rabo entre las piernas y lo voy a denunciar ¡ ¡Sé donde vive!

Tiempos de hierro y plomo
Lo que me inquietó. Puesto que me hizo recordar los oscuros tiempos de hierro y plomo y el tiro en la nuca de la banda ETA y el cómo la banda señalaba a cada una de sus victimas con el dedo índice acusador en grandes carteles por todo Euskadi, diciéndoles que sabían en donde vivían, debajo una enorme fotografía en medio de una enorme diana. 
Banda derrotada y felizmente desaparecida, gracias al enorme trabajo, no lo suficientemente reconocido, de Alfredo Pérez Rubalcaba y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

Antonio Tejero
Por otro lado y para completar el feliz día, entro a comprar un pollo asado en un conocido asador de pollos  y detrás de mi, soplándome su aliento de ex militar chusquero en mi cogote, se encuentra el golpista Antonio Tejero, el ex teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina. 
Un ultra derechista, anti patriota y golpista, que protagonizó la intentona militar del 23 de febrero del año 1981, junto a los ex generales Alfonso Armada y Jaime Milán, que pretendió finiquitar la por entonces joven democracia española.  (Véase artículo Memoria de un Golpista: http://elblogderobertocerecedo.blogspot.com.es/2009/08/memorias-de-un-golpista-ii.html ).  
Y al ver a Tejero detrás de mí, inhalándome su oscuro aliento en mi cogote,  hago un esfuerzo sobrehumano para no abrir la boca  y evitar gritar a pleno pulmón lo irremediable:
-¡Quieto todo el mundo! ¡Se sienten coño! Y opto por levantar las dos manos, abrir  un espacio prudente entre él y yo con el codo derecho y decirle, sin perderle de vista, a medio tono:
-¿Será posible?

Está muy mayor
Lamentablemente, no deseo el mal de nadie, Antonio Tejero Molina, expulsado con deshonor de la Guardia Civil por un delito de rebelión militar en grado de ejecutor y con circunstancias agravantes, está muy mayor, cumplirá  86 años el próximo lunes 30 de abril de 2018
Le encontré muy desmejorado, encogido, enjuto, sin la musculatura de antaño, con la flacidez  propia del octogenario que va cogiendo años. 
¿Qué queda ya de aquel glorioso día, en que, con el uniforme de las grandes ocasiones de teniente coronel de la Guardia Civil recién limpio y planchado por su mujer,  tricornio y pistola en mano, los botones bien limpios, lustrados y abotonados, se dirigió a sus señorías desde la tribuna del Congreso de los Diputados con aquella mítica proclama?: "¡Quieto todo el mundo!", o  con aquella otra de: "¡Al suelo. Al suelo todo el mundo!"
Mensajes, por cierto, contundentes, claros y precisos, que no fueron atendidos por el presidente del Gobierno Adolfo Suárez González ni por el dirigente comunista Santiago Carrillo Solares, que le hicieron el feo de permanecer sentados en sus respectivos escaños, ¡como si nada! Aunque se pueda entender: ¡Hay tanto ruido en Madrid de bocinas, sirenas, gritos!

El relincho de un caballo palestino ante la ocupación de Palestina. Dibujo © Al Asifa

Contra la violencia imaginación
La vida es incierta y difícil de controlar. Incluso las posibles opciones que queremos dominar pueden convertirse en serios imprevistos y tan solo nos queda el adaptarnos a la nueva situación o frustrarnos. 
Debemos cuidarnos del  criminal en potencia que todos llevamos dentro. Además de la soledad de las grandes urbes como Madrid, Londres o Roma, que causa verdaderos estragos en sus ciudadanos, sobre todos en los más jóvenes y los de mayor edad. 
Pocas veces como ahora se ha comprobado  estos daños colaterales tan preocupantes y el desarraigo social que provoca. Aunque haya días que todo sale bien, salpicados de  pequeños sinsabores e incidentes que lo conducen a uno a la comprensión mas que al enfado. Pero no hay que preocuparse, porque enseguida llegan los días normales.

Miguel Ríos y Antonio Flores
Afortunadamente, en el caso de este señor mayor que me increpaba, enseguida vino en mi ayuda la certera estrofa de la canción Banzay del mejor rockero español de todos los tiempos, el granadino Miguel Ríos: Contra la violencia imaginación. Con imaginación,  el futuro es nuestro.
Letra que vino a unirse aquella otra del malogrado Antonio Flores, de la saga mejor del  último cante  gitano, hijo menor de un mito: Lola Flores, La Faraona, que abocaba por  el que nunca, nunca, se debe usar la violencia.
Lo razonable ha perdido legitimidad. Y el desasosiego, el arribismo, el nihilismo y lo absurdo de la agresividad y la violencia, se abre paso en un mundo solitario.

Los peores fanáticos son los fanáticos que parecen razonables. Dibujo © El Roto


Los peores fanáticos los que parecen razonables
-Usted  no tiene ni idea de lo que es un perro, traté de tranquilizar a la persona de más edad me increpaba. Con anterioridad al chico joven, que guardó silencio. Y no es más que un ignorante, un prepotente y un chuleta, le contesté siendo consciente  de la sinceridad y de la cierta dureza en mis palabras, pero sin perder la compostura tratando de razonar, aún sabiendo, como dice certero mi amigo Andrés Rábago, El Roto, Premio Francisco Cerecedo de Periodismo, que los peores fanáticos son los fanáticos que parecen razonables.
-¡ Si. Si ¡, me contestó  con inusitada violencia. ¡Se perfectamente lo que es un perro. Y lo voy a denunciar ! ¡El perro va acojonado. Con el rabo entre las piernas! ¡Y se dónde vive! 
Para, seguidamente, sin perder su tiempo, dirigirse al  escaso público que por allí transitaba, tratando de justificar su actitud de reproche cívico ciudadana y, de paso, intentar buscar apoyos y tratar de echarme a la gente encima que paseaba como yo, indiferente, por el paseo de la Castellana aquella fría, invernal  y soleada mañana de domingo.

Gila y el viejo borracho 
En este nuevo intento de aquel señor mayor y por asociación de ideas, me vino a la cabeza lo de Miguel Gila, cuando en cierta ocasión le repitió varias y repetidas veces: "¡33, 33, 33!", a un viejo borracho que le increpaba gratuitamente al salir de un bar, como si se acordara de algo inexcusable en ese momento que tenía que atender urgentemente, antes de salir escopetado y dejar al viejo borracho desconcertado y con la boca abierta. Y  lo que le ocurrió al humorista José Luis Coll en hecho similar y la respuesta certera que le hizo salir al paso. Aunque para hacer eso hay que ser  Gila o Coll.

Coll y la joven argentina
José Luis Coll, el mayor humorista del absurdo que ha dado España, compañero artístico de  Luis Sánchez Polack, Tip, del que se cumple ahora el Cincuenta Aniversario de la formación de aquel dúo humorístico de dos locos maravillosos que fueron Tip y Coll,  apareció una tarde noche por el pub El Oliver de Madrid, regentado por el prestigioso director de teatro Adolfo Marsillach y Jorge Fiestas, un animador de la noche madrileña.
Pub madrileño muy concurrido y afamado, que antes de sus sucesivos cambios de dueños y de sus sucesivas transformaciones, era como el salón de estar de una casa confortable, con aquellos grandes sofás, con aquel aire de pub londinense, una magnífica y larga barra de caoba, un larguísimo espejo y estantería, de varios pisos, con botellas de todas las marcas y bebidas, y una serie de cuadros y espejos con marcos silueteados en negro colgados de las paredes, que le daba un cierto aire de logia masónica.
Y al entrar Coll en aquel pub y verme, yo estaba sentado con otros conocidos periodistas, políticos y abogados en la primera mesa de la derecha, que  tuve el enorme privilegio de prodigar su enorme cariño y amistad, me saludo y me dijo que había quedado con unos amigos en la planta de abajo y que volvía enseguida.
Y mientras bajaba las escaleras se topó con una joven, muy mona por cierto, con un marcado acento argentino, que estaba a su vez acompañada por un grupo de amigos que le estaban riendo las gracias.
Ella era la graciosa del grupo. Y Coll estaba mirando de un lado a otro para tratar de localizar a sus amigos, cuando ella va y le dice:
Ché! ¡Vos¡
-Perdón. ¿Es a mí? Contestó Coll. No le debía conocer de nada. Estaría recién llegada de Argentina.
-¡Sí. Vos. Vos! ¡Que vos tenés cara de sordo!
-¿Cómo dice?
-¡De sordo no! ¡De gilipollas! Y el grupo de amigos que la acompañaba comenzó a reírse a carcajada limpia riéndole la gracia.    
A lo que el afamado humorista, José Luis Coll,  tomó rápidamente la mano derecha a la joven y comenzó a darla muchos besos histéricos. Muchos. Uno detrás de otro.
-Pero ché ¿Qué hacés? Le contestó la sorprendida chica.
-No, contestó Coll, es que me ha dicho una gitana que si le besaba la mano hoy a una puta me podía tocar la lotería.
Fue un golpe ideológico magistral. Y enseguida sus compañeros reclamaron a su chica.   

A los bares no se puede entrar a gatas
Pero, en mi caso, no me parecía lo más oportuno decirle eso, ni comenzar a besarle la mano a ese señor mayor que me increpaba sin ton ni son en plena calle. Tampoco decirle ¡33, 33, 33! y salir escopetado, como a aquél otro viejo borracho del que hablaba Miguel Gila. Puesto que, como decida Groucho Marx: A los bares no se puede entrar a gatas, pero salir si que se puede.

No los matéis, yo los cuido. Dibujo © Juan Ballesta

La dulce venganza
Tampoco, la postura facilona del colocarme en el polo opuesto, en el lado más radical y oscuro: El de “la dulce venganza”. 
El lado en el nos situaría la notoria película La extraña que hay en ti, dirigida por el estadounidense Neil Jordan e interpretada por la actriz estadounidense Jodie Foster.
Un largo metraje que  nos plantea una serie de cuestiones de honradez y morales realmente inquietantes en el caso de que hayamos sido agraviados y demos rienda suelta a nuestros demonios internos e instintos mas profundos, para reparar el daño causado de inmediato.
Ni al lado de las encantadoras Thelma y de Louise de aquel interesante film del mismo nombre, de Ridley Scott, que narra las aventuras de dos mujeres estadounidenses, interpretadas magistralmente por las actrices Susan Sarandon y Geena Davis, todo un clásico, que cansadas de la rutina diaria de sus matrimonios y de la indiferencia de sus respectivos maridos se lanzan a la carretera a pasarlo bien, en donde son robadas por un joven autoestopista,  interpretado por un bello y jovencísimo Brad Pitt. Y en donde Thelma, al salir de un local de música country, se toma la justicia por su mano descerrajando dos tiros al agresivo violador de su amiga Louise.
Una película que muestra al criminal que todos llevamos dentro: El de Thelma, una joven y aburrida ama de casa. Y el de Louise, su mejor amiga, una mujer madura con un novio que rehúye el compromiso. Y que juntas inician un viaje con aires de fin de semana liberador que se convierte en tragedia.
Una historia y el éxito de un drama sobre dos mujeres que se rebelan contra los hombres, que se benefició del tono reivindicativo y feminista y del mensaje violento de algunas de sus propuestas. 

Karate ni sente nashi
Opté entonces por la evidencia con aquel hombre mayor: De hacerle ver su ignorancia, el tono chulesco, su arrogancia, su pretendida falsa autoridad moral, su prepotencia.
Nunca hay una primera respuesta en karate, me enseñó mi sensei José Manuel Egea:
“Ante un oponente nunca levantes la mano el primero. Solo cuando sea absolutamente necesario podrás hacerlo. Pero que tu actitud no sea el matar o herir sino solamente bloquear su ataque. Y si él continúa podrás demostrarle, claramente, que lo mejor seria, que desistiera. (Ver artículo Karate ni sente nashi: http://elblogderobertocerecedo.blogspot.com.es/2009/10/karate-ni-sente-nansi-no-hay-primer.html ).
-Mire usted, di un tono enfático y de seriedad a mis palabras. Si tengo que adoptar  una actitud distinta ante usted y debo atar mi perro en la barandilla de enfrente, no le va a gustar la proporcionada y razonable respuesta que voy a darle
-¿Me va usted a pegar, porque tengo el deber moral de recriminarle su comportamiento?
-No. Eso no lo haré. Pero si me obliga a dejar atado al perro en la barandilla, será para dar una  proporcionada y adecuada  respuesta a la violencia verbal que estamos siendo objeto yo y mi perro, a alguien que cree saberlo todo, le dije, mientras tranquilizaba a mi perro con una cariñosa carantoña, no fuera que optara por defenderme, ya que me venia dirigiendo alguna que otra mirada de permiso cómplice, que no le di.

Actitud perruna
Actitud de mi perro que me sorprendió. Ya que Terry, un cruce de pastor belga, en los espacios abiertos de tráfico y mucho ruido, suele mantener una actitud ante las personas de total sumisión, con el rabo abatido. Y ante los demás perros moviendo vivazmente la cola.
Una actitud bien distinta a la de su hermano Roy, un perro pastor palestino, el macho alfa dominante, territorial, que no permite otra jerarquía que no sea la mía. Que marca el territorio por donde transita con su orina a cada paso y expresa su jerarquía y el dominio de su territorio con las personas y los demás perros con el rabo orgulloso y erguido. (Ver artículo La Vinculación de la Amistad: http://elblogderobertocerecedo.blogspot.com.es/2009/07/la-vinculacion-de-la-amistad-y-la.html).  

La complicidad
Dió resultado. Afortunadamente, esta complicidad de Terry conmigo y este gesto cariñoso hacia mi amigo más fiel acabó por desconcertar y quebrar los esquemas iniciales de aquél hombre, que mostró inmediatamente tendencia al desaliento. Lo que aproveché para ayudarle a desistir de su violenta e incomprensible actitud e invitarle a irse.

La Deposición. Galleria Rospigliosi © Trevisani

Una dieta saludable
Lo que mas asusta es aquello que no se entiende. Y el vivir en soledad, el desarraigo social,  la falta de apoyo y el miedo a lo desconocido, despierta los demonios internos.
-Ande, le dije pausada y comprensivamente. Además de un ignorante, un prepotente, y de mantener una actitud agresiva, violenta y chulesca, a ver si es usted también una mala persona.
-No. No soy una mala persona. Balbuceó el hombre. 
-Ande. Váyase  de aquí y  póngase a dieta, le sugerí paternalmente evocando la figura del británico Winston Churchill, un hombre de una enorme autoridad moral.
Inicie una dieta saludable, proseguí, como diría Churchill. Comience por tragarse sus propias palabras que es una dieta muy saludable y evite la deposición callejera.

La soledad
Esta vez sí y sin mayores sobresaltos, aquel hombre entendió su desafortunada actitud. Y mientras le observé alejarse, calle abajo, cabizbajo y desorientado, recapacité acerca de la soledad.
La constitución material de las ciudades contiene su intra historia, que diría Unamuno, y también su crecimiento, su construcción, a veces desaforada y la fascinación que también provoca. 
Pero el crecimiento alocado también da miedo y produce la soledad de sus habitantes, la agresividad y su violencia.Y no solamente es necesaria para los mas desprotegidos, para nuestros mayores y jóvenes el relacionarse, la conversación y el intercambio intelectual, sino la necesidad  imperiosa de la empatía, del sentirse querido, arropado, protegido, mediante el contacto fisco y afectivo.
“Dos personas que se mantienen unidas se quieren y guardan su amor para un día lluvioso. Dos personas que viven al borde de la vida son personas que salen de los sueños y del tiempo”, como dice Tina Turner.

El aislamiento
Uno puede sentirse solo en cualquier parte. Pero la soledad que produce la vida en la ciudad, entre millones de personas es diferente a todo. Y la cercanía física de las personas en las grandes ciudades, de dónde vendrá tanta gente solitaria, que ya se preguntaba John Lennon, no es suficiente para conjurar el aislamiento. Gente muy joven o de cierta edad que ha perdido a sus seres queridos y no tiene a nadie con quien hablar o compartir sus pensamientos.

La soledad una cuestión de Estado
La soledad en las grandes ciudades, como en las del Reino Unido es una cuestión de Estado y debería serlo también en Europa y el resto del mundo. 
En España hay cuatro millones de personas, mayores de sesenta y cinco años, que viven en soledad.
Reino Unido ha creado un departamento propio: La Secretaría de Estado para la Soledad, que atiende a los nueve millones de británicos sin ninguna tipo de relación social. 
Un mal que afecta a innumerables personas jóvenes y mayores en todo el mundo.
“Para demasiada gente, la soledad es la triste realidad de la vida moderna”, ha dicho rotunda la primera ministra británica Theresa May. 
Somos animales sociales y para que la vida merezca la pena, dándolo todo, si no, no tiene sentido, hay que vivirla con otros, acompañados.  
La edad te asila. Y uno se va muriendo, sin saberlo, cuando van desapareciendo las cosas y sobre las personas que te sustentan. 

La voz de su amo. Marca registrada. 
Fotografía © Archivo Antonio Massisimo

La mejor terapia
Aunque el cantar en la ducha siga siendo la mejor terapia para ello, como afirma rotunda la revista especializada británica Medical Humanities. Pero no vale, advierte en su análisis, un gorgorito cualquiera. Hay que dar el do de pecho y cantar a pleno pulmón en la ducha para tratar de erradicar la soledad y problemas mentales como la agresividad, la ansiedad y la depresión.

En Madrid. Una fría mañana invernal y soleada del lunes 12 de marzo del año 2018.
Festividad de San Bernardo, evocador del perro blanco, noble y grande, del mismo nombre, que socorre a las personas perdidas entre la nieve.
Y conmemoración del 14 aniversario del vil atentado yihadista de la Estación de Atocha de Madrid.
© Roberto Cerecedo. Todos los derechos reservados. Queda rigurosamente prohibida su reproducción total o parcial, por cualquier medio o procedimiento.