¡No los matéis! ¡Yo los cuido!
No sabía realmente lo que estaba sucediendo,
cuando, alertado por Juan, uno de mis mejores amigos, entré precipitadamente en
la casa de la Tata Macucha, en la zona sur de nuestro país hermano portugués.
Posteriormente me enteré.
A juzgar por las caras que ponían por
momentos todos, seguro que era
algo gordo. Sorpresa, incredulidad, desolación, indignación, rabia y miedo.
La entrañable Maruxa Domínguez,
vecina de Vigo, mi ciudad natal, de escasos recursos económicos, acababa
de entrar con su hija Muxía para ver a la Tata Macucha, una consumada y
experimentada alcahueta, experta en provocar abortos espontáneos.
Sin entender muy bien lo que pasaba, inquieto,
crucé el portal, y accedí por una escalera siniestra a un sótano semi oscuro y
maloliente, por si era necesaria mi ayuda.
Allí estaba Muxía. Tumbada boca arriba en un
camastro desvencijado, dolorida. Bien tapada por una manta pringosa a rayas
rojas y grises. Arropada por la entereza de su madre, que permanecía a su lado. Y tan solo unos pasos mas allá, encima de una mesa, que me pareció
infinita, una enorme palangana
amarilla llega de abundante agua
templada, una par de toallas limpias, otras ensangrentadas, varios
antisépticos, agua oxigenada, compresas, rollos de esparadrapo, algunos
calmantes de andar por casa,
alcohol de 96 grados y una
aguja de calcetar.
Por la mano de la Tata ya habían pasado muchas
mujeres de contados recursos. Pero esta vez algo había salido mal, la copiosa
hemorragia había corrido alocadamente por la mesa y el suelo y se temía por su
vida.
Afortunadamente, la enorme fortaleza de Muxía, maestra de escuela de un
pequeña aldea gallega, hija de una campesina del interior de Galicia, con un
elevado conocimiento de la vida, de la realidad y del sufrimiento, la hizo
salir adelante.
De vuelta a casa, varios amigos de Muxía
cruzamos el paso fronterizo con España taciturnos, desolados, cariacontecidos.
Fue una de las peores noches que recuerdo.
Llamada a un antiguo novio.
Un par de días después, después de haberla
visto y comprobado estaba bien, ya mas tranquilo, sin sobresaltos, finalizadas
mis vacaciones, tome el avión de regreso a Londres, mi residencia ocasional por
aquellos años. A London, huyendo de esa manía tan cómoda, tan española, de
doblar al castellano la lengua original de todas las películas que se exhiben
en España, que se inició en tiempos del general golpista Francisco Hermenegildo Teódulo Franco
Bahamonde.
Nada mas llegar, al aeropuerto londinense de Heathrow, me dirigí en autobús a la estación de Victoria, centro neurálgico de
comunicaciones de la bella capital inglesa, para allí tomar el metro, el underground hasta la estación de Sloane Square, próxima a mi residencia.
Era el método mas barato, rápido y eficaz de transporte. Sin contratiempos, atascos, ni imprevistos.
Al llegar a mi domicilio de Chelsea, Yoko,
que así se llamaba la servicial y atenta empleada doméstica de la casa, me
comunicó, nada mas abrir la puerta, que desde Madrid una tal Señora Álvarez me
había estado llamando insistentemente. Que deseaba hablar conmigo
urgentísimamente. Y que volvería a llamar.
No acabó de decirlo, cuando el teléfono sonó otra vez con ese
dueto ring-ring, ring-ring, tan característico y festivo made in England.
-¡Hallo!
Yes. Wait a minute-. Respondió Yoko con seguridad antes de pasarme el
aparato. -She is again-. Me dijo por lo
bajo antes de dármelo.
-¿Si? ¿Doña Pepita Álvarez? Pregunté.
-Si. Buenas tardes, don Roberto. Perdone que
le llame a estas horas. Ya se, que las ocho de la tarde, es una hora muy tardía
en Londres. Pero es un asunto de vital importancia que no admite espera.
Se trata de mi hija menor Cristina. Y mi hija
la mayor, Ana, ha insistido le llamara. Por supuesto que, antes de llamarle, me ha informado
convenientemente acerca de que Vd. es un joven tolerante y progresista. Y sobre
todo serio, generoso, respetuoso y discreto. Con el que se puede contar en un
asunto tan delicado como éste. Al que se pude acudir.
Mi hija Ana me dice
le conoce bien, puesto que fueron novios. Que lentenderá enseguida lo que le voy a confiar y se hará cargo de la situación.
La alemana Maya
Stollenwerk. La tarea de ser madre. 2008.
Foto © Peter Paul Pech
|
El favor
-Usted dirá.
-No daré rodeos. Iré directamente al asunto.
Necesito, urgentemente, que me busque una clínica privada en Londres, la mejor,
en donde mi hija Cristina pueda interrumpir su embarazo no deseado con absoluta
discreción y total garantía.
No repare en gastos. Incluida la minuta que
considere oportuna por sus servicios.
-Cuente con ello. Pero no tiene porque recompensarme en nada.
Les guardo un grato recuerdo a ambas,
pesar de que conozco poco a su hija Cristina
y hace tiempo que no vea a Ana, casi desde el tiempo en que salíamos juntos, .
-Si. Lo se. Es por eso me he atrevido a pedirle este favor. Aunque me gustaría
aceptara una gratificación por ello.
Mi hija menor es muy joven todavía para tener
un hijo. Ha tenido el infortunio de quedarse embarazada siendo soltera. El
padre no quiere casarse con ella. Está casi de tres meses, dentro de la doce
semana de gestación. Y su vida puede correr serios riesgos o el niño nacer con
malformaciones.
-Entiendo. Me haré cargo de la situación. Pero no me debe ningún favor. No
insista.
Concertaré el hospital
más oportuno y me aseguraré que vaya una ambulancia a recogerla al aeropuerto.
Le garantizo reserva absoluta y, lo que es más importante: absoluta
profesionalidad, total garantía y cobertura legal.
Ellos le pasarán la factura.
Me pondré en contacto con Vd. cuando esté todo listo.
-Gracias. Ya me dijo mi hija mayor que lo
entendería y que podíamos contar con
Vd.
Una vida privada de oración y sacrificio al servicio de
la Obra de Dios
Todo salió de acuerdo a lo previsto. Al día siguiente, una ambulancia
londinense fue a buscar a la hija menor de una familia de once hermanos de la señora Pepita Álvarez, al aeropuerto.
Una madre como las de antes, de comunión y
confesión diaria, miembro del Opus Dei, nombre abreviado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Obra de
Dios, dedicada a adquirir la auténtica perfección evangélica y ejercer el
apostolado, mediante el uso de una vida privada y pública de oración y sacrificio, de acuerdo a la Obra y
de máxima exactitud en el cumplimiento de la actuación o de la profesión social
propia de cada uno. Una mujer altiva,
pero una respetuosa y ferviente devota de su fundador, el siervo de Dios y Santo, antes que Beato,
monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás.
Un par de entradas
Después de avisarla que todo estaba preparado,
ese mismo día por la mañana, tras darme ella el visto bueno, el padre de
Cristina me llamó directamente desde su despacho. Un hombre todo poderoso en el
sector naval de posición acomodada. Y como su esposa, ultraconservador, enérgico, de confesión y
comunión diaria.
Pero su llamada no era de agradecimiento, como cabría suponer, sino para que le
reservara cuatro entradas de espectáculos en la capital.
Dos entradas para la película erótica Emmanuel. Título
mítico, clave del posterior desarrollo y fugaz triunfo del cine erótico,
protagonizada por la holandesa Silvie Kristel. En donde la esposa de un
conocido diplomático viaja a Oriente, allí donde supuestamente las costumbres
sexuales están muy relajadas, para que un experto la inicie en el aprendizaje
sexual y la presente después ante él en una consumada experta.
Y otras dos entradas, para el día
siguiente, para ver El último tango en París. Un intenso drama, desgarrador,
que narra la tortuosa relación establecida entre una joven y un hombre maduro.
Dos películas totalmente prohibidas en España, en aquellos años.
Ya que, casualmente, me dijo, viajaba a Londres en esos
días por motivos de trabajo. Que iba acompañado por su secretaria, una chica de 40 años mas joven que él, casi
la misma edad de su hija mayor. Que se alojarían en el céntrico Hotel Hilton. Pero
que tenía que guardar las apariencias y le diera mi palabra de no informar nada ni
a su esposa ni a sus hijas de su viaje.
-Cuente con ello, le confirmé. Lo que haga con
su cuerpo es cosa suya. Pensé para mis adentros.
La doctrina de la Iglesia Católica
Las creencias religiosas están bien asentadas.
En nuestros tiempos jóvenes la Iglesia Católica, que tiene demostrada su alta
capacidad para el control de conciencias, marcó a varias generaciones de
españoles, sobre todo durante los años de la dictadura franquista.
Especialmente en lo referido a las actividades lúdico eróticas sentimentales y a la interrupción del embarazo. Ardua tarea la suya de poner puertas al
campo.
Vean sino a los miles y miles de millones de espermatozoides
yéndose por el sumidero en todo el mundo. Tan solo uno alcanza la victoria. Un derroche innecesario
que supera los miles de millones de espermatozoides diarios que luchan por constituir un óvulo femenino. Y ningún
cristiano se escandaliza por semejante desperdicio de los no nacidos. Puesto
que los católicos, dan por sentado, que Dios les inserta un alma en ese mismo
instante, como muy certeramente ya se ha ocupado de recordárnoslo Manuel Vicent.
Alberto Ruíz Gallardón, ministro de Justicia |
El no nacido
En esto, va y dice, mí distinguido vecino el Ministro
de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que está a favor de respetar la vida del
no nacido. Que para él sería una bendición del cielo la posibilidad de tener
un hijo con deformaciones o deficiencias físicas.
Pues muy bien. Es muy loable oír esto de un
dirigente destacado del Gobierno de España. A pesar de que exista división de
opiniones en el seno de su propio Partido Popular e incluso entre sus
compañeros del Gobierno. Léase varios Ministros, el Presidente de Extremadura,
la Delegada del Gobierno en Madrid, y de un largo etcétera.
Y hasta la del propio gran jefe de la Iglesia
Católica, el papa Francisco, que está revolucionando su Iglesia desde sus
cimientos, entregándosela a los más necesitados, se pregunta que si es lícito
juzgar a la mujer que interrumpe su embarazo.
Aborto sagrado
Cabreadas, cinco mujeres, con los pechos al
aire, activistas del Grupo Femen, se personaron a las veinte horas delante del
Arzobispo de Madrid, Rouco Varela, Presidente de la Conferencia Episcopal
Española para pedirle
explicaciones, cuando se disponía a entrar en la Parroquia de los Santos Justo
y Pastor, en la céntrica calle de La Palma del Barrio de Malasaña de Madrid,
con el puño en alto y al grito de ¡El aborto es sagrado! Momento de desconcierto del arzobispo,
escoltas y acompañantes, que aprovecharon igualmente para lanzarle varias
bragas manchadas de rojo.
Entre la regresión y el progreso
Los fieles seguidores entre una España que
muere y otra que bosteza, expresados magistralmente por el poeta Antonio
Machado, del que se cumple ahora su setenta y cinco aniversario de su partida,
conviven en este proceso de cambio entre la regresión y el progreso.
Ya hay un español
que quiere vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Mientras, miles de personas se están
manifestando en estos días por las calles de las principales ciudades de España
contra la reforma de la Ley del Aborto del Ministro Gallardón. Pero las mujeres
del Partido Popular continuarán apoyando la reforma. Y veremos en que queda
todo esto.
España se encuentra en una encrucijada de su
historia de un tiempo incierto. Vuelve al pasado. Pero también mira a lo que
está por llegar.
Retroceso de treinta años
Nos lo ha recordado, en el diario La Opinión de Tenerife, alguien tan documentado, prestigioso y reconocido
internacionalmente como el doctor Rafael Alonso Solis, director del Instituto
de Tecnologías de Biomédicas y profesor de psicología de la Facultad de
Medicina de la Universidad de La Laguna de Tenerife:
“Solo la ideología más reaccionaria de
la vieja Europa, la que representa el sector más cavernícola, podía estar
dispuesta a imponer el retroceso a una época de nuestra historia que creíamos olvidada. Solo la versión mas
turbia del catolicismo del rosario y el flagelo podía tocar de nuevo las
campanas del discurso medieval. No tienen vergüenza, carecen de piedad y son insaciables”.
Birgitta Ohlsson. Foto © Wiktor Dabkowski. AFP |
Legislación universal
El derecho a decidir sobre el propio cuerpo es
casi una cuestión de Estado. La nueva Ley del Aborto es un gran atraso para la
mujer. No olvidemos que cuando España liberalizó su Ley fue muy aplaudido en
toda Europa y motivo de
celebración internacional. Y como nos lo ha recordado igualmente la actual
ministra sueca de Asuntos Europeos, Birgitta Ohlsson, es vergonzoso que en el año 2014 tengamos países en la
Comunidad Europea que restrinjan los Derechos Fundamentales de las mujeres.
Elena Valenciano.
Foto © F. Alvarado. Agencia Efe
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El aborto culpable
Pero a pesar de todo ello y de la actitud de
Elena Valenciano, la número dos del Partido Socialista Obrero Español,
candidata al Parlamento Europeo, que estudia la posibilidad jurídica de
denunciar al Gobierno español ante los Tribunales Europeos, su propuesta del
derecho de las mujeres a decidir libremente sobre su propio cuerpo no se aprobó en El Parlamento español. Porque
su urgente llamada a la responsabilidad a las mujeres conservadoras no removió sus
conciencias. El aborto continuó siendo el culpable. Y ninguna mujer
parlamentaria del Partido Popular,
bien prietas las filas féminas, se sintió aludida. Y a pesar de
forzar la introducción de su voto
secreto en una urna, al igual que
se hiciera en la votación de la invasión de Irak del año 2003, ninguna mujer,
ni ningún hombre votó en contra de la nueva Ley del Aborto propuesta por el
Ministro Gallardón que sucumbió ante la presión del ala mas dura de su partido.
Proyecto de Ley del Aborto que elimina el Derecho de la Mujer actual, hasta la
catorceava semana de gestación, a decidir libremente si prosigue su embarazo o
lo interrumpe.
Otra vez
El ala mas dura de la derecha, la del Thea
Party español, sustentada por sectores de la Iglesia Católica mas reaccionarios, continúan hoy
guardando verdadero respeto y veneración a aquel general regordete, de voz
atiplada y bajito.
Y otra vez, como en aquellos tiempos mas
oscuros y siniestros, señoras enjoyadas y emperifolladas con abrigos de nutria
y de visón ,de clase pudiente, protestan en las Manifestaciones Pro Vida, y
continúan llevándose a sus hijos adolescentes a abortar a un país normal, con gastos pagados. Mientras los de
menos recursos se verán obligados al obscurantismo.
Otra vez emergiendo de la noche de los
tiempos, como muertos vivientes, envueltas en sotanas, en sus perjuicios y sus
falsas apariencias. Insensibles a participar en una batalla que creíamos
felizmente resuelta.
No hay porque hacerse falsas ilusiones
Hubo un tiempo en España, no hace tanto
tiempo, en que las mujeres ni
siquiera podían abrir una cuenta
corriente en una entidad bancaria si no tenían el permiso firmado del padre o
de su reemplazo, el marido. Tiempos oscuros en los que la asignatura pendiente,
curso tras curso, era la libertad. En los que al cruzarse en la calle con las
fuerzas de orden público, se apresuraba el paso, bajo los botes de humo y las
pelotas de goma silbando sobre las cabezas y las sirenas de los coches de la
policía como música preferida.
No hay porqué hacerse falsas ilusiones.
No existe la obligación de abortar y nuestro
país no es, afortunadamente, un Estado confesional.
Cuán lejos queda ya, aquel lamento, objeto de deseo de la Madre Teresa de Calcuta,
defensora de los más desprotegidos y consumada anti abortista: ¡No los matéis! ¡Yo los cuido!
Madrid. Viernes 14 de febrero de 2014. Día de los Enamorados.
© Copyright Roberto Cerecedo. Todos los derechos reservados.
Queda rigurosamente prohibida su reproducción total o parcial, por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía, el tratamiento informático o Internet, sin la autorización expresa y por escrito del titular del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes.
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Amable Roberto:
ResponderEliminarAunque se que en algunas ideas cada uno piensa a su manera, en este Blog tuyo, estoy absolutamente y rotundamente contigo.
Creo que cada uno es libre de elegir sus opciones y mas en cosas tan imporantes
como esta.
No es el estado el que tiene que salvar mi alma, si no yo por mi misma y mis libres decisiones y sobre todo en este tema tan delicado y que puede hacer cambiar la vida de una mujer
de forma decisiva.
Lo unico que me parece indebido es que una hija de 16 años pueda abortar sin consultar
ni decir nada a sus padres y sin embargo, si se complica la operacion y hay que ingresarle posteriormente y hacer una trasfusion o una operacion en un hospital, tenga que acudir el
padre o la madre para firma la autorizacion... son contradicciones. Asi como pienso que en los primeros tres meses son tiempo suficiente para tomar determinacion, si no lo hizo durante ese plazo... no tiene logica que lo haga luego, salvo malformaciones descubiertas posteriormente.
Un abrazo,
Emma-Elisa. Madrid
Distimguido don Roberto:
ResponderEliminarEs tan verdad lo que cuenta en su Blog, como la vida misma.
Los que tenemos cierta edad ya hemos pasado por esto. Y parece que volvemos a aquellos tiempos inciertos de los Borgia. O de los Rouco.
Gracias.
Álvaro Sánchez. Madrid
Muy bien. Pero muy bien, Roberto.
ResponderEliminarEs bueno leer una zoz autorizada como la tuya sobre estos temas de interés para todos.
¡Felicidades!
Para ver si alguno toma buena nota.
Tu Amigo.
Ricardo Martín Gómez. Sevilla.
Muchas gracias, Roberto. Muy bueno. Lo suscribo en su totalidad.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Antonino.
¡Pues SÍ que tienes tiempo libre para ecribir!!!!!
ResponderEliminarY para otras muchísimas cosas.
Me asombra tu enorme vitalité y dinamismo.
Y lo bien que lo haces!!!!!!!
Amitiés.
Alain Contini di L!
Pronto. Qué hubo.
ResponderEliminarLamento muchísimo que las cosas vayan tan mal allá en España, la madre patria, para con las chaparritas con eso del aborto.
Acá no tan malo.
No somos tan resbalosos ni antiguos.
Aunque a veces, en algunos sitios, nos pongan trabesaños para con el embarazo que uno se salta. No mas.
Respetuosamente Raúl López. Para lo que haga falta. Desde Mexico lindo y querido.