lunes, 27 de julio de 2009

El GOLPE DE ESTADO DE 18 JULIO DE 1936. MEMORIAS DE UN GOLPISTA I


El general rebelde Francisco Franco y Millán Astray, jefe de la Legión, entonando el Cara al sol
Fotografía © Bartolomé Ros                        

El Golpe de Estado del 18 de julio del año 1936
Se ha cumplido, el pasado día 18 de julio de 2009, el setenta y tres aniversario del Golpe de Estado en España del 18 de julio del año 1936.
La rebelión de un general y de la sus cuarenta años de una dictadura cutre, tenebrosa y arrastrada que marcó, de una manera decisiva, a varias generaciones de españoles.
El golpe de Estado de un militar regordete, bajito, con voz atiplada.
La traición al Estado de un tal Francisco Hermenegildo Teódulo Franco Baamonde, que nació en la ciudad gallega de El Ferrol, el día 4 de diciembre de 1892, a las cero horas y treinta minutos, hijo de Nicolás Franco Salgado-Araujo, contador de Navío y de Pilar Bahamonde y Pardo de Andrade, de profesión sus labores.

Sus estudios y carácter
Francisco Hermenegildo Teódulo Franco Baamonde cursa sus primeros estudios en el colegio privado de Manuel Comellas, de su ciudad natal, en donde recibió la enseñanza primaria y religiosa tradicional. Y a los catorce años, al finalizar los estudios secundarios, es enviado al Colegio de Marina, dirigido por Saturnino Sauces, amigo de la familia.
Según un informe interno del propio colegio, "es un alumno que aprovecha los estudios, pero medianamente dotado, muy tímido, e inmaduro psíquicamente y de carácter independiente, a la vez que sumiso y exigente. Que mantiene todavía su voz atiplada de infancia, que la llegada de la pubertad no la arreglará. Además de su pequeña talla y físico endeble, que le confiere un aspecto de gato flaco".
Quizá por ello, el pequeño Paquito no fue admitido en la Escuela Naval. Por lo que se trasladó a la ciudad de Toledo e ingresó en la Academia de Infantería.

  


                                                 
Paquito Franco Baamonde a los 14 años. Fotografía © Autor desconocido.Álbum de familia.
      
 Paco Franco, cadete de la Academia de Toledo, con su hermano Nicolás, alumno de la Escuela Naval.
Toledo. 13 de octubre del año 1907. Fotografía © Autor desconocido. Álbum de familia.
                       
Sus cuatro hermanos
Tuvo por hermanos a Nicolás, vivo retrato de su padre. Esto es, despreocupado, egocéntrico, astuto, inteligente y desprovisto de concreción espiritual, a decir de sus biógrafos.
A Pilar, de carácter firme y fuerte, como el de un muchacho fallido, en el decir de algunos amigos.
A Paz, que murió a los cinco años de edad, poco tiempo antes que su padre abandonara para siempre el domicilio conyugal.
A Ramón, que pilotó el avión Plus Ultra, un hombre violento e inconsecuente.
Baste un dato. En el transcurso de una cena, ante veinte comensales, le ordenó a su mujer:
"Cállate, imbécil. O te doy otra paliza como la del otro día."
Asimismo, se habla de un quinto hermanastro, de Eugenio Franco Pueyo.

¿Qué pasó realmente?
¿Qué las nuevas generaciones de jóvenes, seguís sin saber quién era este hombre? Pues siempre podéis consultar algún buen libro o Internet.
¿Qué la Wikipedia de Google, el Diccionario Ilustrado de la Red, en donde puede escribir cualquiera, habla de un alzamiento nacional y os enlaza con la web del generalísimo franco y que lo llama día de la liberación?
¿Qué si esto tiene algo que ver, con lo del aquél dictador, que nos habla el abuelo?
Bueno, queridos niños, os cuento. Como diría el fallecido escritor, contertulio, leal amigo y premio Cervantes de Literatura, Paco Umbral.


La madre de Paquito, Pilar Baamonde y Pardo de Andrade.  
Ferrol 1920. Fotografía © Autor desconocido. Álbum de familia.
  

Su padre, Nicolás, abandona el hogar familiar
En el año 1907, cuando Francisco Franco, Paquito, a la edad de 15 años, abandona la ciudad de El Ferrol, para iniciar sus estudios militares en la ciudad de Toledo, su padre abandona el hogar conyugal y funda, en Madrid, un nuevo hogar con Agustina Aldana, la criada, en una modesta casa de la calle de Fuencarral. Una agraciada jovencita, culta, vecina de una pequeña aldea, Maninos, próxima a El Ferrol. Y allí permanecen viviendo juntos y felices durante treinta años.
Pero tras la muerte de su esposa, Pilar Baamonde,  la madre de Paquito, en el año 1934, su padre, Nicolás Franco, regresa a El Ferrol para tomar posesión de la casa familiar en la calle María. Y allí vive  largo tiempo con su sirvienta y amante, una persona muy discreta, dedicada al servicio doméstico. Y pasean por las calles de la ciudad a una niña,  con gran orgullo, probablemente fruto de la unión de ambos. Y los tres vivieron felices durante largos años.
Cuando su mujer, Pilar Baamonde murió, Nicolás Franco quiso casarse con Agustina, pero ella se negó. Agustina Aldana no quería que nadie pudiera pensar que su unión era por el interés, por  heredar los bienes de Nicolás Franco a su muerte.



Nicolás Franco y Agustina Aldana, con la supuesta hija de ambos en brazos
 Fotografía © Autor desconocido.  

¿Paquito caudillo? No me hagáis reír.
En El Ferrol, a Nicolás Franco, su padre, le sorprenderá, en el mes de octubre del año 1936, el golpe de Estado y el enfrentamiento que provoca entre españoles su hijo Paquito, cuando llega a ser el general Francisco Franco. Y los vecinos y los contertulios habituales del Círculo Ferrolano son testigos de las pintorescas bravatas de un viejo intratable, pero sin pelos en la lengua:
-"¿Que mi hijo Paquito es el Jefe del Estado? ¿Paquito, Caudillo de España? ¡No me hagáis reír!"-chilla por las calles a quien quiere oírle.
O un buen día, de Semana Santa, que se presentó con una enorme maleta de cartón sujeta con una cuerda. Y sus amigos, al verlo, le llaman y le preguntan que a dónde va. Y él les contesta, que se dirige a su banco, para retirar todos sus ahorros y trasladarlos a lugar seguro:
-"¿Confiar mi dinero a estos ineptos? ¿A esos ladrones? ¡Ni hablar! ¡Sobre todo, desde que el imbécil de mi hijo está en el poder! ¡A mi no me la dan!"
Sin duda, Nicolás Franco Salgado-Araujo, el padre de nuestro protagonista, era el único español al que se le permitían tales y semejantes comentarios.


El padre de Paquito, Nicolás Franco Salgado-Araujo 
Ferrol. Noviembre de 1920. Fotografía © Autor desconocido 

La muerte de su padre
Pero Nicolás Franco,  acabada la contienda y presionado por su hijo, dejó libre la casa de El Ferrol de la calle María, actualmente Frutos Saavedra  y volvió a Madrid con su compañera y amante Agustina Aldana.
Y allí murió, tres años después, el día 23 de febrero de 1942, a los 95 años de edad, en un apartamento miserable, acuciado por las deudas del juego y aventuras de cabaret, en donde se le conocía por el sobrenombre de El Chulo de la Bombilla.

El velatorio de su padre
El día de su velatorio, el de Nicolás Franco, se produjo una escena esperpénticamente galaica, propia del mejor drama, del mayor escritor que ha dado Galicia, Ramón María del Valle Inclán.
El general, Francisco Franco, ordenó recoger el cadáver de su padre. Pero su compañera Agustina Aldana no lo permitió, aferrándose con fuerza y desesperación, con sus dos manos, al cuerpo del difunto. Y tuvieron que desprenderla del cadáver y mantenerla encerrada en el desastroso apartamento y bajo fuerte vigilancia, mientras los militares se llevaban el cadáver al Palacio del Pardo, residencia oficial del Jefe del Estado.
Pero el general Francisco Franco, a pesar de levantar la capilla ardiente y celebrarse una misa,  no acompañó al féretro de su padre al cementerio.

La crueldad de las dictaduras
Quizá este poco grato ambiente familiar, la conducta paterna y la influencia decisiva de su madre, configuraron poderosamente la personalidad reprimida, reservada, oculta del dictador.
Y sus compañeros de infancia le encuentran "un aspecto de cerillita, un poco encerrado en si mismo y tomándose todo muy en serio", cuando vuelve, a sus 18 años, a su tierra natal, haciendo ostentación de su uniforme nuevo de teniente de infantería.
Y quizá también por ello, y por sus inequívocas ansias de poder, el día 18 de julio del año 1936, el general Francisco Franco se sublevó contra el Gobierno de la Nación, contra el Gobierno Constitucional y legítimo de II República española.
Esta sublevación militar, desencadenó la masacre mas grande y dolorosa conocida, con mas de un millón y medio largo de muertos y de un millón de personas exiliadas.
La sanguinaria victoria de los golpistas, que contó con la decisiva ayuda de los regímenes fascistas de Hitler y Mussolini, supuso el inicio de una larga dictadura, que durante cuarenta años, privó a la sociedad española de sus mas elementales derechos y libertades democráticas. Y también reprimió, con enorme crueldad, a todo aquel que osaba desafiarla.


El general de división Francisco Franco arenga a los suyos. Fotografía © Autor desconocido 

El espíritu del 18 de julio
Ese día, el 18 de julio de 1936, el general Francisco Franco, comandante militar de las Islas Canarias se dirigió al resto de los generales del ejército reclamando su apoyo. Pero solo se sublevó un general, de las ocho capitanías generales, que mandaban las ocho regiones militares, en que estaba dividido el país.
De veintiún oficiales generales, de alta graduación, diecisiete permanecieron fieles al Gobierno. Y tan solo cuatro, se sumaron al golpe.
Los seis generales de la Guardia Civil se mantuvieron también fieles.
Y de los cincuenta y nueve generales de brigada, cuarenta y dos a favor, y diecisiete se sublevaron.
El día de la intentona golpista, el general Franco tenía en su contra a mas de la mitad del ejército.

¿Qué ocurrió entonces?
Que el general rebelde, Francisco Franco, hizo fusilar a los dieciséis generales que no abandonaron a tiempo el territorio que él controlaba. Y que un grupo nutrido de militares, falangistas, carlistas y monárquicos, atacó con gran virulencia las residencias de los oficiales del ejército, y los capitanes generales fueron fusilados.
Que, seguidamente, el general Francisco Franco se auto proclamó comandante en jefe del poderoso ejército de Marruecos, después de encarcelar a su titular, el general de división Agustín Gómez Morato.
Que, otros de los sublevados, el general Mola, se nombró jefe de la VI Región Militar, Burgos, después de fusilar a su superior, el general Domingo Babet Mestre.
Que el general Saliquet, fusiló al jefe de la VII, Valladolid, el general de división Nicolás Molero Lobo.
Que en Sevilla, el general Queipo de Llano, fusiló al general José Fernández Villa Abraile, de la II Región.
Que en Galicia, fue igualmente fusilado el capitán general Enrique Salcedo Molinero.
Que en Granada, ejecutaron al general Miguel Camping. Al general Núñez Prado, en Zaragoza. Caridad Pita, en la Coruña. Carrasco Amilibia, en Logroño. Gómez Caminero, en Salamanca. El general Romerales, en Melilla. Arturo Álvarez Buylla, en Tetuán. Luis Molina Galano, en Ceuta. O a José Franco Misio, en Asturias.
El único delito cometido, por todos ellos, fue el de permanecer fieles al Gobierno de la Nación.


Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor del Gobierno de la República 
Hombre de máxima confianza del presidente Negrín. Fotografía © Autor desconocido 

Los generales del ejército de la Nación, las primeras víctimas

Los primeros defensores del Gobierno de la Nación, las primeras víctimas del golpe de Estado del 18 de julio de 1936, no fueron los diputados, los gobernadores civiles, los alcaldes, los militantes de los partidos de izquierda, ni de los sindicatos. Fueron los generales del ejercito de España.
Por ello, los golpistas tuvieron que recurrir al ejército de Marruecos, que se componía de cinco unidades de regulares y la legión. Unos veinte mil hombres, que alteró el equilibro de fuerzas, antes de recibir la ayuda de Hitler y Mussolini.
El vil asesinato de generales, jefes y oficiales del ejercito español, fieles al Gobierno de la Nación, es lo que los golpistas denominaron el espíritu del 18 de julio. El Alzamiento Nacional.

La perversión del lenguaje
Es igualmente muy llamativo, la utilización perversa del lenguaje por el ejército rebelde y golpista, como justificación de su deleznable acción, ante la opinión pública.
Lenguaje, que todavía hoy, lamentablemente, se sigue inconsciente y popularmente utilizando.
El de bando nacional, para denominar a los que provocaron la guerra. Y bando rojo, para denominar a los que permanecieron fieles a la legalidad.

El parte castrense 
Un buen ejemplo inicial de ello, es el parte castrense, emitido en Burgos, el 1 de abril de 1939, sede oficial provisional del ejercito sublevado:
"En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, las tropas nacionales han alcanzado sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.
Firmado, el Generalísimo Franco".

En donde las tropas golpistas se dotan, en una actitud arrogante, prepotente y chulesca, la categoría de tropas nacionales.
En donde otorgan, la denominación despectiva de ejercito rojo, a las tropas que permanecieron fieles al Gobierno de la Nación.
Llaman guerra, a la confrontación de las tropas golpistas, con las tropas del ejército de la Nación, que trató de impedir el golpe de los sublevados.
Ademas, de la firma del parte castrense, por parte del jefe de los golpistas, que se auto proclama generalísimo de los ejércitos de España.

© Roberto Cerecedo. Todos los derechos reservados. Queda rigurosamente prohibida su reproducción total o parcial, por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía, internet o el tratamiento informático, sin autorización expresa por escrito del titular del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes.
Escrito en Madrid, el domingo 26 de julio del año 2009


7 comentarios:

  1. A sido muy esclarecedor. Es muy de agradecer los datos que nos ofrece, totalmente desconocidos para mi, y supongo que para la mayoria de la gente.
    Soy nieto de militar y su artículo me ha aclarado muchos puntos.
    Sobre todo, el espíritu golpista de algunos y que las primeras víctimas sean siempre los militares.
    Gracias por su contribución a restablecer la justicia y la memoria histórica.

    ResponderEliminar
  2. Soy un militar de alta graduación de El Ferrol, de familia de militares.
    Por razones que entenderá, no puedo hacer manifestaciones públicas.
    Pero quiero agradecerle, enormemente, el reconocimiento público que hace en su artículo, del Ejército Español.
    J.C.

    ResponderEliminar
  3. Coincidimos en el sevicio militar, sr. Cerecedo, en el Cuartel de los Dolores de Infantería de Marina de El Ferrol. Yo continué la carrera militar. Hasta hoy.
    Y me alegra ahora, después de tantos años, leer un artículo tan documentado en defensa del ejército español.
    Enhorabuena. Muchísimas gracias por sus palabras.
    Y en favor de la democracia y por la paz.
    E.R.

    ResponderEliminar
  4. Madre mia cuanto rencor supuran estas lineas....

    ResponderEliminar
  5. que sabras tu del ejercito de españa en 1936 si eres un rojo de mierda y un antiespañol??? a franco deberiamos de darles gracias por muchas cosas que tenemos hoy en dia y no tener una mierda de republica como la que hubo que entre ellos mismos se mataban los rojos esos asesinos que no querian ni a españa ni a nada solo a los hijos de puta de los sovieticos, que total aqui vinieron a robar todo lo que teniamos los bolcheviques esos de mierda.

    ResponderEliminar
  6. Es muy doloroso, señor Cerecedo, que todavía alguno, creo que ocultándose en el anonimato, porque no se si le ha dado su nombre y Vd. por elegancia no lo ha puesto, que no acepte la democracia. Y que a estas alturas, le duela su documentado y certero artículo, en honor a la verdad y respetuoso con el Ejército Español. Y se atreva a menospreciarle, le insulte e incluso le trate de anti español y de rojo. Cuando fueron ellos,los sublevados, los traidores a la Patria y los que fusilaron a los militares que no estuvieron con ellos,que fuimos la inmensa mayoría y los primeros en caer.
    Gracias por su aportación a la memoria colectiva, para que no se vuelva a repetir y a una España democrática, tolerante y mas justa.
    M. F. G. Cartagena. Tte. Coronel.

    ResponderEliminar
  7. José Fernández de Villa-Abrille y Calivara (1878 - Madrid, 1946)

    Algunos creyentes en la ‘memoria histórica’, como el socialista Eligio Hernández, sostienen que Molina Galano fue fusilado en una de las represalias aprobadas por Franco. La verdad es, como suele ser habitual, la opuesta. Según cuenta el historiador Miguel Platón, se le jubiló anticipadamente en 1936 y se le concedió una generosísima pensión. Falleció años más tarde. A quien los sublevados sí fusilaron fue al alto comisario de Marruecos, Arturo Álvarez-Buylla, en marzo de 1937.

    ResponderEliminar